13.12.11

Pero un día dejó de preocuparse de todo. Agarró una mochila que tenía a mano, la llenó con algo de ropa y dinero, y se fue. Anduvo vagando por horas y horas en las calles sin destino fijo. Buscó entre la inmensidad de caras, algo que se sintiera familiar, algo que le diera paz. Una señal.
No supo bien cuanto tiempo había pasado cunado se detuvo presa del cansancio. Miró a su alrededor. No supo reconocer nada. El cielo era ligeramente más azul y corría una brisa delicada. No había edificios ni calles asfaltadas. No se veía gente caminando, solo árboles. Caminó un poco más y vió agua, una laguna. Una laguna. Miró al horizonte y este la invadió de un sentimiento de tranquilidad incomparable. "Sí, pensó, esto es lo que estaba buscando."

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