1.2.12

Desordenada

Pestañeé varias veces con fuerza y me desperecé, la luz del día azotaba mis ojos sin piedad. Me senté en la cama y me agarré la cabeza entre las manos. ¿Qué hora era? ¿Qué día era? No eran preguntas que mi psiquis pudiera elaborar en ese momento. Intenté incorporarme en vano, un repentino mareo y las sábanas que se enredaban en mis piernas hicieron que me callera de boca al piso. Gemí de dolor y de asco, me había lastimado el labio y además, había caído sobre algo pegajoso y amarillo que parecía ser vómito. Me levanté y caminé hasta el espejo más cercano. ¡Rayos! Me había abierto el labio y toda la pared estaba llena de besos marcados con labial rojo y violeta.
Mi imagen era realmente deplorable; el pelo todo enredado parecía un nido, mis rodillas estaban raspadas y mi ropa estaba completamente manchada con vómito ajeno. Miré a mi alrededor, todo me daba vueltas. Sentí un dolor punzante en el pie y descubrí varios vidriecitos adheridos a su planta. Me apoyé contra una pared y me arrastré hacia abajo, hasta sentarme en el piso. Cerré los ojos, maldiciendo mientras me quitaba los restos de vidrio del pie y me pregunté de cuándo serían todas esas botellas que estaban tiradas... ¿Tanto había bebido la noche anterior? No recordaba nada. Busqué mi celular para saber qué día era, pero en mis bolsillos solo encontré cigarrillos y un par de pastillas que me habían sobrado. Eso era, las pastillas, por eso no recordaba nada... ni siquiera recordaba haberlas usado. Mientras me tapaba con una frazada sucia pensé en bañarme pero sentí que no iba a poder mantenerme en pie dentro de la ducha. En la frazada había algo pegado, era un postit pisoteado. Focalicé mi vista e intenté leerlo con toda la concentración posible: "inscripción CBC, lunes, decía en birome negra. Maldita sea, no sabía qué día era... Ni siquiera sabía si las vacaciones de invierno habían terminado ya. Una puntada en mi cabeza me sacó del tema... Rayos, salir cuatro días seguidos me había dejado arruinada. Me rasqué el cuello y descubrí un par de moretones, chupones supuse; qué desastre...
 A medida que me iba despertando pude ver el cuarto con más claridad, el barral de la cortina estaba caído sobre la televisión, cuya pantalla estaba chorreada con un líquido dudoso. El piso estaba repleto de latas, botellas y comida, asi como de vasos rotos y colillas de cigarrillo. Gemí decepcionada, ni siquiera me acordaba cuántos habíamos sido anoche, solo sabía que quedaban dos durmiendo en el piso. Volteé la vista al espejo y me vi la cara llena de maquillaje negro y el labio con la sangre reseca... ¿Me había bañado la noche anterior? Simplemente no lo recordaba, pero me sentía sucia. Intenté limpiar un poco de vómito con la frazada y me pregunté qué pensaría mamá si veía ese quilombo. Recordé su voz cuando me dijo "Yo no me meto más, estás descontrolada, Marie. Eso sí, la plata se la pedís a tu papá, no quiero más problemas." Descontrolada, había dicho mamá hacía unos días. Veinte años y seguía como una nena de diecisiete... definitivamente tenía que terminar con ese descontrol. Me saqué los últimos vidrios del pie, me paré y salí del cuarto, dispuesta a dejar una etapa atrás.

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