Otras veces el cambio es necesario, necesitamos cambiar algo que nos está haciendo mal, aunque no queramos hacerlo. Y ese tipo de cambio es brusco, no es agradable en un principio... pero luego uno cae en cuenta de que a la larga, ese cambio hizo que encontremos un mejor camino, una nueva ruta que nos aporte lo que necesitamos.
El cambio puede ser a largo o a corto plazo, pero siempre produce una revolución interna. Siempre nos da razones para que los por qué broten de a miles en nuestra mente. Muchas veces nos hace llorar, nos hace desearlo, quererlo con locura, esperarlo; pero también puede hacernos dudar, puede resultarnos malo, puede hacernos sufrir...
Creo que todos los cambios traen algo bueno, por más de que no lo encontremos a simple vista. Estoy segura de que si algo cambia, es porque tiene que hacerlo... si uno no cambia, se estanca, y aunque al principio ese cambio sea doloroso, o uno se sienta ajeno al mundo, estoy convencida que al final, siempre se pueden sacar cosas buenas.
El cambio es novedad, es transición, es miedo, es descubrir, es arriesgarse, es ganar y perder, es soñar, es superarse a uno mismo, superar las situaciones y buscar cosas mejores.
Yo busco al cambio, lo espero y aunque en el medio sufra, lo enfrento y le abro las puertas.
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