23.12.11

CONTINUACIÓN SUEÑOS
Las dos tazas se le cayeron cuando la niña volteó y lo miró con esos ojos azules, con esos ojos cuyas pupilas eran casi imperceptibles, donde miles de imágenes lo invadían todo. Ella le sonrió algo siniestra al verlo, pero a la vez con ternura e inocencia. José siempre le había calculado doce años, aproximadamente, aunque sus ojos denotaban una viveza adulta que lo dejaba sin aliento.
-José, ¿Qué pasa?-le gritó su novia, realmente preocupada después de levantar las tazas rotas.
-Es ella...
-¿Quién?
José no pudo contestar más, escuchaba que gritaban su nombre, pero era algo lejano y no le importaba. Solo veía a la pequeña, que con sus gestos divertidos lo invitaba hacia ella, lo atraía y lo llamaba. Ese era su momento, quería hablarle, necesitaba hablarle, saber aunque sea su nombre y su edad... Ella comenzó a correr y él la siguió, por cuadras y cuadras, corría detrás de su cabello blondo, anhelando que se volteara para poder ver una vez más esos ojos en vivo y en directo. No podía correr más, pero él seguía, la seguía a ella sin aliento, ella que lo guiaba hacia el muelle sin que José se diera cuenta. Por fin la niña se detuvo al llegar al tablado y se acercó a él, que casi logró tocarla antes de que ella le hablara como si nunca hubieran corrido, como si no le faltara el aire.
-Al fin... te esperé muchos años, José.-Él estaba hipnotizado por su belleza. Estaba hipnotizado por todo su ser y por esa voz de ángel con la que le acababa de hablar. Caminó hacia la niña con una confianza que le surgió natural. Avanzó despacio, sin quitar los ojos de aquella mirada de mar. Caminó hasta que no pudo más, hasta que así como así, había pasado los tablones del muelle, hasta que sin darse cuenta, había caído y no podía salir del agua. Pero se desesperó no le importaba ahogarse. No quería salir del agua, en el agua ella también estaba, y sintió que con eso bastaba, que ella era todo lo que necesitaba en ese mundo. Sentía que ella era su vida anterior, que conformaba todo su pasado y que ahora volvía para ser su futuro. No le importaba nada con tal de poder tenerla, con tal de poder mirarla siempre.
Mientras caía, José se dio cuenta de que eso iba a ser lo último que viera, lo último que pensara. Sintió como ella lo guíaba hacia el fondo y fue feliz, feliz mientras la miraba y mientras se hundía más y más en lo azul, en ella. De repente, dejó de ver y dejó de sentir todo, de sentir todo menos a la pequeña, a ella que era y siempre había sido su pasado, su presente y su futuro.



Perdón por lo largo, creo que me inspiré todo de golpe JAJAJA. Los amo, simplemente eso.
Julia

2 comentarios:

  1. como me cope leyendooo... es hermosoo lo que escribiste!! me encantooo linda!

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  2. JAJAAJAJ, y yo me copé escribiendo, sos hermosa VOS mi vida, graciass♥

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