8.1.12

Algo que nunca pasó.

Me miró con sus ojos oscuros llenos de pena. No supe que decir. Tantos años habíamos compartido, tantos momentos. Habíamos crecido juntas. Pero las circunstancias de la vida nos habían separado, nos habían hecho cambiar. Ahora, cada una tenía su lugar, el suyo era muy distinto al mio, y ella así lo había querido, o al menos, eso había logrado. Tanto tiempo separadas había logrado sanar en mí la herida de la separación, de la indiferencia que ella había mostrado. Ya no esperaba nada. Por eso, cuando se presentó ante mí arrepentida, al borde de las lágrimas, diciendo lo mucho que me extrañaba, que nunca había podido borrar mi recuerdo de su mente, que a menudo se sentía mal por lo que me había hecho; fue chocante. Una situación que mil veces había tomado como imposible, delirante.
La abrasé, y al hacerlo contuve una lágrima. "Acepto tu disculpa", le murmuré al oído, "pero ya no es, ni va a poder ser lo mismo." Al soltarla y ver su cara de decepción, debería de haber sido el momento perfecto para regodearme, la venganza por todo lo que me había hecho sufrir, pero esos sentimientos de rencor ya no estaban ahí. Le dediqué una última sonrisa y me alejé. Finalmente había quedado atrás. Era un nuevo comienzo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario